martes, 2 de octubre de 2012

CONTAMINACIÓN ELECTROMAGNETICA





Por primera vez en nuestra historia evolutiva, hemos generado un entorno completamente secundario, virtual, densamente complejo ―una sopa electromagnética― que esencialmente se superpone al sistema nervioso humano.
(Dr. Michael Persinger, neurocientífico en la Laurentian University que ha estudiado los efectos de los campos electromagnéticos en células cancerosas).


Antes de que Thomas Edison y Nikola Tesla descubriesen cómo utilizar la electricidad, los únicos campos electromagnéticos a los que estaba expuesto el hombre eran:

• El campo geomagnético de la Tierra, con una fuerza de 0,5 miligauss y frecuencias de entre 1 y 30 herzios (ciclos) por segundo (varía por zonas y épocas). La mayor potencia y amplitud del campo se produce entre los 7 y 10 Hz. Curiosamente, las ondas cerebrales humanas también van de 1 a 30 Hz, y a las de 10 Hz se les llama ondas alfa, propias de un buen estado de salud.
 
• Las radiaciones electromagnéticas naturales y campos gravitatorios procedentes del Sol, otros cuerpos astrales y el espacio exterior.

• Los campos electromagnéticos naturales procedentes de otros seres humanos, animales, plantas, minerales, vientos y condiciones atmosféricas, que básicamente son un producto de la interacción entre la Tierra y el espacio.

Durante millones de años, el cerebro, el cuerpo y el código genético de nuestros antepasados evolucionaron en plena sintonía con el campo geomagnético de la Tierra, del cielo y otras fuentes menores naturales. Sin embargo, desde que la industrialización favoreció la construcción y el empleo de aparatos eléctricos, cada vez estamos más expuestos a campos electromagnéticos artificiales. Dichos campos son cada vez más potentes, y sumamente prejudiciales, ya que funcionan en potencias y frecuencias artificiales a las que nuestra biología no está en absoluto adaptada.

EN EJEMPLO DE ONDAS:



• ELF (Extremely Low Frequency, o frecuencia extremadamente baja). Entre 0 y 30 Hz. Longitudes de onda de más de diez mil km. Considerada frecuencia de "sub-radio". Torres y tendidos eléctricos, cables domésticos, ordenadores, etc. Pueden causar que corrientes eléctricas recorran el cuerpo. Algunos programas militares utilizan esta frecuencia para manipular la ionosfera, encontrar hidrocarburos, depósitos de armas, instalaciones subterráneas enemigas, etc. Uno de los principales problemas planteados por los ELF es que sus frecuencias incluyen aquellas a las que funciona el cerebro humano y la Tierra. Esto explica que la presencia de instalaciones de ELF se relacione con una serie de males cerebrales como la leucemia (especialmente infantil), la demencia, los dolores de cabeza, interrupciones del sueño, los mareos o el alzheimer, así como que existan armas basadas en radiaciones EMF, capaces de manipular hasta cierto punto el comportamiento humano y la corteza terrestre

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